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“Mis clientes son afines a mi manera de entender la belleza”

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, este 2024, en Garlanda decidimos abrir un espacio donde las protagonistas seamos nosotras. Para ello hemos realizado entrevistas a tres mujeres dedicadas profesionalmente al diseño de interiores, con perfiles muy diferentes, que nos ayudarán a poner en común una voz que aquí llevamos todas dentro. Así, hemos conseguido descubrir tres puntos de vista que nos acercan un poco más a la realidad de la mujer en este contexto.

 

El diseño de interiores es un campo que orbita constantemente entre la inspiración y los impulsos. Y si alguien sabe cómo depositar plena confianza en los suyos es Laura Ferreres, arquitecta y diseñadora de interiores con una personalidad llena de creatividad. Por eso permite que su talento se ramifique de diferentes formas, como a través de la cerámica, creando piezas únicas en su estudio y dirigiendo talleres que se convierten en una experiencia familiar.

 

Taller de cerámica impartido por Laura en Mon Pettito

 

 

Laura trabaja en un estudio de arquitectura, PRINCIPAL 2a, junto a Isaac y Marc en Vilanova i la Geltrú, lugar que la vio crecer y que a día de hoy sigue inspirándola a seguir creando. Por eso hemos querido hablar con ella, para conocer su experiencia más de cerca y contagiarnos de sus ganas de ser y poder seguir siendo aquello con lo que lleva soñando desde pequeña.

 

 

Lo primero que le preguntamos es qué retos se le habían planteado al ser una mujer que quiere dedicarse al mundo de la arquitectura y el diseño de interiores

 

¿Cómo fue el principio?

 

“En mi caso, el inicio fue incierto y con muchas horas de dedicación, pero no complicado. He afrontado los retos confiando siempre en mi sentir y dando lo mejor de mí, creo que es una fórmula infalible para cualquier desafío. Y por ahora, ser mujer en este sentido, no ha supuesto una dificultad añadida.”

 

Para ella la arquitectura rompe hoy en día muchos de los estereotipos heredados de otros tiempos, y destaca la suerte de haber podido colaborar siempre con personas que han valorado desde el principio su trabajo.

 

“He trabajado siempre rodeada de muchos hombres y mujeres, de hecho, en la universidad éramos incluso más chicas que chicos por clase, y eso siempre me gusta remarcarlo, ya que, aunque la carrera de arquitectura es técnica, conlleva detrás todo un mundo sensible y sensorial, donde tanto hombres como mujeres hemos demostrado ser muy válidos para ambas partes.”

 

 

 

¿Crees que la identidad de género influye en tu industria y en tu trabajo? ¿En caso afirmativo, cómo?

 

“Personalmente creo que sí, aunque cada vez menos. La arquitectura es por suerte una profesión que incluye muchos ámbitos de estudio y trabajo. Al ser una disciplina tan diversa que abarca desde el detalle más mínimo de interiorismo hasta el cálculo estructural, permite que muchos perfiles sean completamente válidos y necesarios.”

 

No obstante, según Laura la historia de la arquitectura no acompaña este mismo discurso, ya que la figura del arquitecto ha sido desde los inicios, vinculada al hombre. Menciona épocas como el Renacimiento, período dorado para los tratados de arquitectura, o el siglo XX, cuando se dio el gran auge del diseño industrial, en las que la figura de la mujer estaba completamente invisibilizada.

 

 

 

Por eso le preguntamos cómo es su presente, y si ha sentido en algún momento que esto que nos comparte ha sido reflejado en su carrera profesional y la percepción de su trabajo.


“Entre nosotros el ambiente de trabajo es muy bueno y familiar. Sí que es cierto que en ocasiones a pie de obra las preguntas de los clientes o los mismos industriales suelen ir siempre dirigidas a ellos (sus compañeros masculinos), para aclarar cuestiones más técnicas o abordar según qué aspectos.”


En este momento es ella misma la que elige las preguntas que deben seguir a su respuesta: ¿eso crea incomodidad? Responde que sí. ¿En su caso le crea inseguridad o desconfianza?


“No, me ayuda a abrir los ojos y ser consciente de lo importante que es estar manifestando ahora mismo ejemplos de este tipo en esta entrevista para dar a luz la pura realidad de hoy en día.”



Laura, que lleva en el estudio tanto la parte de interiorismo como la de decoración, se ha sentido siempre muy bien acogida desde el minuto cero, lo que ha proporcionado un espacio liderado por lo más importante: la confianza.

 

Llegados a este punto nos atrevemos a ser un poco más directos, y le preguntamos si cree que existen ciertos estereotipos dentro del diseño de interiores. Ella lo niega, defendiendo que la riqueza nace de lo variopinto

 

“El estereotipo es el que uno escoge porque se adecúa más a su manera de ser, de ver el mundo o entenderlo. Nuestros clientes no llegan a nosotros a ciegas, sino que ya comparten una misma manera de aquello que consideran que les inspira o agrada. Mis clientes son afines a mi manera de entender la belleza, aquello bonito y que transmita paz.”

 

 

Hay algo de emocionante en revisitar las palabras que escoge Laura al hablar de sus clientes cuando le lanzamos esta pregunta que transmite todo aquello que debería significar tener verdadera pasión por tu trabajo:

 

“Ellos son siempre el centro de mi proyecto, entender su manera de vivir, de moverse y relacionarse, la cual es siempre un reto muy bonito de ir trabajando conjuntamente.”

 

¿Crees que hay una diferenciación social entre decoración, diseño de interiores, arquitectura... en cuanto a género? En este caso afirma que sí y nos habla por primera vez de la cerámica.


“En el mundo del diseño de interiores, son muchas más las mujeres que llegan a mi a través del mundo de la cerámica, interesadas en el detalle y en búsqueda de un proyecto que les ayude a una mejor convivencia con sí mismas o con su familia en su vivienda. Son menos los hombres con inquietudes similares.”



Aun así su discurso es esperanzador, pues menciona cómo en el estudio colabora tanto con Marc como con Isaac, de perfiles mucho más técnicos, en los proyectos de interiorismo, compartiendo enfoques y otorgando mucha más riqueza al resultado final de cada proyecto.


Además, apunta que hoy en día, gracias a los estudios de arquitectura jóvenes no ve reflejada para nada una jerarquía en cuanto al género. Es más, cada vez son más grupos de mujeres las que lideran grandes estudios de gran calidad. Pero un asunto que sí desea reivindicar como madre es el de la conciliación familiar:

 

“Cuando las mujeres decidimos tener hijos, es evidente que el peso de la situación, sobre todo en los primeros años, es difícil de mantener a partes iguales.”

 

 

Para terminar, desde Garlanda la invitamos a compartir ese punto clave del diseño de interiores, y evidentemente, esencial en una persona como Laura: sus inspiraciones.

 

“Me inspiran muchísimas personas que admiro, lugares que transmiten paz, y en especial, me inspiro bajando ideas de mi cabeza a mis manos a través de la cerámica.”

 

Piezas creadas por Laura

 

También nos menciona algunas fuentes más específicas, como la empresa de diseño de interiores de Amber Lewis, o los trabajos de Nani Marquina, Miguel Milá o Apparatu, e incluso lugares como la playa de Port d’Alguer en Cadaqués o la de Ribes Roges, en Vilanova i la Geltrú.

 

Esta mención al lugar que la vio crecer nos hace querer volver al principio de todo.

 

¿Cuándo te diste cuenta de que te querías dedicar a este trabajo?

 

“¡Desde siempre! Creo que estudiar una carrera como puede ser la arquitectura o medicina, conlleva una vocación ya interna de inicio. Desde pequeña la idea de crear mi propio espacio físico para jugar, leer o relajarme lo era todo para sentirme bien haciendo lo que tuviera que hacer en ese momento.”

 

 

El viaje profesional de Laura Ferreres se ha ido transformando como cualquiera de sus piezas de cerámica, con sus propias manos. Y, según ella, del mismo modo se transforman los espacios que creamos con el tiempo:

 

“Hoy en día los espacios, igual que las familias, son más versátiles y deben responder a una mayor flexibilidad. Los cambios sociales influyen sin duda en los espacios, incidiendo directamente en su diseño. Para mí el gran reto es acompañar a dar el cambio, consiguiendo que la vivienda sea el escenario para que se desarrolle la cotidianidad de manera fácil y bonita. Al fin y al cabo, desde mi punto de vista, es lo que realmente importa.”

Laura trabajando una nueva pieza en su taller


Laura se despide con un consejo para todas nosotras: sin miedo y con confianza.


“Recordad lo que ya sabemos, juntas somos imparables.”


Después nos dedica unas palabras de agradecimiento tan cálidas como todo aquello que —comprobado queda en cada proyecto— tocan sus manos. Y es que la forma de comunicarse de Laura es desde la más absoluta empatía y dulzura, por eso en Garlanda es y seguirá siendo un verdadero ejemplo de lo que significa jugar en equipo y seguir avanzando.