Elegir el color adecuado para pintar nuestros espacios es una tarea que requiere tiempo y mimo, sobre todo si tenemos una intención específica con una habitación. Y es que los colores que elijamos podrán afectar, aparte de la sensación espacial, a nuestro estado de ánimo, concentración, sueño y un largo etc. ¡Así lo explica la psicología del color!
Con la vuelta a la rutina acechando, queremos dejarte una guía definitiva para hacer de tu oficina, despacho o habitación, un espacio ideal de concentración y creatividad. Porque cuando se trata de diseñar estos espacios, el color de las paredes es aún más importante.
La psicología de los colores
La psicología del color estudia cómo nuestras emociones y estados de ánimo pueden ser afectados por los diferentes colores, y es que cada color tiene una energía y personalidad propia que servirán para ayudarnos a crear un ambiente que se adapte a nuestras necesidades.
Existen tres grandes grupos de colores: los cálidos, los fríos y los neutros.
- Los colores cálidos: Tienden a crear una sensación enérgica y alegre, son ideales para salas de juego o espacios comunes ya que animan el espacio. Evocan emociones fuertes y están asociados a la felicidad y sociabilidad. En este listado encontraríamos los rojos, naranjas y amarillos.
- Los colores fríos: Están más relacionados con la serenidad y la calma. Tienen un efecto relajante y son muy recomendados para espacios que requieran fomentar la concentración o estimular la imaginación. El azul, el verde y el morado serían los ejemplos más acertados.
- Los neutros: Los blancos, beiges, grises y greiges serían los tres pilares de los colores neutros. No tienen un gran impacto en la psique como los dos grupos anteriores, aunque sí están asociados con la calma y claridad mental, por ello resultan un accesorio perfecto en el arte de diseño de interiores. Son siempre una elección segura.
Entonces, ¿qué grupo crees que es más adecuado para tu despacho u oficina si lo que quieres es potenciar al máximo tu concentración?
Eso es, la psicología del color dice que ¡los fríos! Así que vamos a profundizar en ellos:
Tonos fríos, mente concentrada
Ahora que ya sabemos que los tonos fríos funcionan mejor para la concentración, vamos a ver cómo puedes usarlos en tus espacios de forma eficaz.
Ya tenemos en cuenta el propósito de la habitación, ahora nos quedará prestar atención a la iluminación y obviamente, a tu estilo personal. A partir de aquí, tendrás infinitas combinaciones para satisfacer tus expectativas. ¡Es hora de elegir pintura!
En Garlanda tenemos una amplia gama de colores fríos que serán ideales para tu entorno, te dejamos algunas opciones:
Otros colores para tener en cuenta
Aunque los tonos fríos sean los ideales para este tipo de espacio, existen otros colores que pueden ayudarte a definir de forma más precisa las intenciones de una habitación u otra según tus necesidades y estilo personal. ¡Más colores, más juego!
Está claro que, si nuestra prioridad es estimular la concentración, jugar con los tonos fríos será más que suficiente, pero si por ejemplo quisieras un espacio destinado a una actividad más artística, podrías tener en cuenta otros colores que también estimulan la creatividad. Como, por ejemplo:
Si por otra parte, buscas aumentar tu nivel de productividad y además tener la mente en un estado de relajación, tu mejor plan será optar también por algún que otro color neutro. Los blancos, beiges, grises y greiges son colores limpios que ayudan a dar más luminosidad a las habitaciones creando ambientes de claridad mental. Son ideales para mantener la mente despejada.
El poder de combinar
Ahora que tienes más claros qué colores funcionan para tu estudio, es hora de elegir cómo utilizarlos. Según tu estilo personal, puedes optar por hacer un diseño u otro.
Si te gustan más los clásicos podrás optar por una temática monocromática, eligiendo un solo color o jugando con sus diferentes tonalidades. En este caso, lo ideal sería tirar por la gama de colores fríos, preferiblemente priorizando los azules si hablamos de espacios en los que se necesite estimular la concentración.
Si eres un poco más atrevido, tal vez te interese mezclar colores del mismo grupo o jugar con los tonos neutros. Azul y blanco, o beige y verde son opciones ideales para este tipo de espacios. Una combinación muy acertada para oficinas que necesiten más tranquilidad a la hora de trabajar.
Por otra parte, si eres más bien extravagante, incluso puedes jugar a mezclar colores de grupos opuestos para jugar con sus complementarios, ¡los fríos y cálidos juntos consiguen efectos sorprendentes! Un naranja y morado, verde y rojo e incluso azul con amarillo. Estas combinaciones son un poco más arriesgadas, pero pueden funcionar perfectamente en espacios más artísticos, como estudios de arte.
¡Manos a la obra!
Las combinaciones son prácticamente infinitas y adaptables a todos los estilos, además es un paso clave a la hora de crear un espacio. Úsalos en tus paredes, mezcla con papel pintado o prueba a jugar con los muebles o accesorios de la habitación.
Ahora que ya sabes cómo crear un espacio de concentración y calma de la mejor manera, solo te queda probar qué se adapta más a tus gustos y necesidades. No dudes en consultar nuestro catálogo para inspirarte aún más, y recuerda que si no estás del todo seguro siempre recomendamos probar antes de comprometerte.
Pedir muestras e ir probando en pequeñas áreas te ayudará a crear una imagen más sólida de tus ideas. ¡Desde Garlanda estaremos encantados de poder ayudarte!